17.Jul.2017

Los diamantes canadienses están siendo cada vez más demandados en todo el mundo, y en parte es por su origen ético. Pero también son especiales por poseer una estructura atómica ligeramente diferente a otros diamantes, con menos irregularidades internas, que permite que la luz atraviese mejor las piedras.

 

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El Diavik Foxfire es un diamante de 187.70 quilates, el mayor descubierto en América del Norte hasta la fecha. Imagen de The Jewellery Editor

The Jewellery Editor ha publicado un interesante artículo al respecto, en el que explica detalladamente tanto su descubrimiento, como su explotación, y plantea buenas razones para que sean claros favoritos.

Los primeros diamantes fueron hallados por un geólogo, Chuck Fipke, en Point Lake, en el año 1991. Fipke descubrió unas chimeneas de kimberlita que se convirtieron en las primeras minas, Ekati. A partir de entonces, aparecieron otros buscadores de diamantes que también tuvieron suerte en su búsqueda. Eso ha hecho que Canadá se halla convertido en muy poco tiempo en el tercer país productor, en términos de valor, y quinto en términos de volumen.

La explotación de diamantes en Canadá no es sencilla, ya que las minas están rodeadas de lagos y no hay carreteras para transportar a los trabajadores, los equipos y los suministros. Las temperaturas pueden alcanzar los 45º grados bajo cero, por lo que en algunos casos se ven obligados a construir carreteras en el hielo, durante 6 a 10 semanas, entre los meses de enero a marzo. Al no existir pueblos alrededor, es necesario prever alojamiento para los trabajadores, que viajan a las minas para realizar turnos durante varias semanas.

Como las minas a cielo abierto ya se han agotado, las compañías han tenido que seguir la explotación bajo tierra, lo que alarga la vida de la mina pero es más caro y ofrece más retos. Por ejemplo, una de ellas, Snap Lake, ha tenido que ser cerrada por filtraciones de agua, mientras que en otras, como la de Diavik, se ha construido un dique con sensores y monitores de temperatura, presión y movimiento.

Uno de los atractivos de los diamantes canadienses, como mencionábamos anteriormente, es que no existen conflictos armados en Canadá, a diferencia de otros países productores. Pero además, existen normas muy restrictivas en lo que se refiere a la minería en el país norteamericano. Antes de que cualquier compañía pueda operar en Canadá, debe realizar un estudio de impacto medioambiental (en vegetación, aire, agua y fauna local), y medir su trascendencia a nivel social y económico. Muchos trabajadores proceden de comunidades locales, de modo que los aborígenes forman cerca del 40% de la plantilla. Por ejemplo, De Beers informó de que su mina Gahcho Kué creó cerca de 1200 puestos de trabajo anuales y contribuyó con 6,7 billones a Canadá.

Sin embargo, se han alzado voces, como la de Tim Ingle, de la firma de joyería ética Ingle & Rhode, que advierten de que el producto final puede que no sea tan ético. Si un consumidor quiere un diamante ético, también debe asegurarse de que el lugar donde se talla trabaja siguiendo unos estándares.

La industria de talla de diamantes canadiense no es suficientemente grande como para asumir toda la producción, por lo que la mayoría de piedras se exportan a países como Israel, India, Bélgica y Vietnam. Por el momento, sólo existe una compañía especializada en tallar diamantes canadienses, llamada HRA, y que por medio de un programa llamado Canadian Rocks, suministra diamantes a joyeros nacionales que suelen venderse bajo el nombre de sus propias marcas. Sin embargo, HRA está tratando de hacer crecer el mercado de diamante local, colaborando con premios y un programa de becas llamado Georgian College Jeweller and Metals program.

Aunque no todos los diamantes canadienses se marcan para certificar su origen, existe el llamado Canadian Diamond Code Of Conduct, un plan voluntario que se instauró en 2002 y por el cual, se asigna un código y una identificación por medio de un certificado, a cada diamante vendido como “canadiense”. Todas las minas están adscritas a este código de conducta, y un gran número de vendedores y mayoristas también. En el caso de los diamantes tallados por HRA en la región de Northwest Territories, se graba una hoja de arce y un código de identificación con láser.

Si quieres ampliar la información, lee el artículo completo en The Jewellery Editor

Fuente: IGE